viernes, 20 de abril de 2007

la reforma de la aeci como sombra fantasmal

Desde principios de la legislatura, con la entrada de Leire Pajín en la Secretaría de Estado de Cooperación Internacional (SECI), se debate en España la reforma de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI). La AECI es un organismo a todas luces pesado, incapaz de reflexionar y aprender, poco flexible y aún menos eficiente en la gestión de la ayuda bilateral española. Según dicen algunos entendidos, tiende además a desincentivar el rendimiento de los funcionarios, maltratar a su personal contratado y emplear a sus expatriados en condiciones absurdas, ya que precarias e insostenibles.

En otras palabras, no es precisamente el tipo de institución a la que uno quisiera confiar la canalización de una parte importante del gran pastel de la ayuda oficial española, que ha aumentado sensiblemente en los últimos años.

Así las cosas, no sorprende que el Ministerio de Asuntos Exteriores se haya propuesto una reforma de la AECI, que además tiene que encajar en la nueva Ley de Agencias Estatales que pretende mejorar la autonomía y la flexibilidad de estos organismos. La AECI, junto con otros ocho organismos públicos, debe adherirse a esta legislación que quiere, entre otras cosas, impulsar la gestión transparente por objetivos y resultados medibles, virtualmente ausentes en sus Planes actuales.

No obstante, algo está fallando en los progresos de la reconstrucción de la AECI que esta semana fue tema central de la Comisión de Cooperación del Congreso. Leire Pajín habló de esta reforma a la prensa, que, como todo en la Cooperación Española actual, pretende ser una "reforma entre todos". Comentó que ya se ha elaborado un primer borrador del que se está estudiando la tramitación. El trasfondo de esta vaguedad: A mediados de marzo varios parlamentarios no socialistas pusieron a Miguel Ángel Moratinos, Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, en un aprieto al reclamar un calendario de la reforma. Hasta hoy, no hay novedades claras sobre este texto prácticamente elaborado, que está siendo ultimado en consultas entre los distintos departamentos del Gobierno (Moratinos en la sesión de control del pasado 22 de marzo).

Y la verdad es que en todo el sector no parece haber nadie que haya leído una sola palabra de esta reforma cada vez más fantasmal. Hasta el momento, Manuel de la Iglesia Caruncho, desde junio de 2006 comisionado para la reforma, tampoco ha sabido encender la luz al final del túnel. Parece ser el secreto mejor guardado, en algún cajón de la SECI. O simplemente la burbuja más grande de la ayuda española.

1 comentario:

Marco Mira dijo...

Me parece oportuna la crítica que se hace a AECI. En estos momentos la ONG donde trabajo desde hace mas de seis años, está desarrollando un proyecto de cooperación financiado por AECI. El mundo de la cooperación se está convirtiendo, si no lo era desde sus inicios, en un conglomerado de "empresas humanitarias" donde, por supuesto, priman los criterios de rentabilidad y ganancia, los mismos que en cualquier otra empresa con o sin ánimo de lucro, (esas diferencias han quedado reducidas a una cuestión semántica).
El maltrato de los trabajadores es pues el de cualquier otra empresa que considera lo mas importante la cuenta de resultados y que no tienen tiempo para analizar en detalle su sección de "recursos humanos". La humanidad deviene "recursos" y podríamos seguir con este lenguaje hasta la náusea, pero otros han estudiado mejor que yo el problema.
No se en el caso de AECI y sus empleados directos pero las ONG explotan a sus trabajadores hasta un punto que podría calificarse de "no ético" porque ni siquiera siguen las indicaciones (no se si llegan a convertirse en ley, ignoro el estado de su regulación)del no tan reciente Estatuto del cooperante y no lo hacen, por ejemplo, en lo referente a ayuda escolar y otras cuestiones que son el pan de cada día de las personas que tenemos una familia en países donde las condiciones de vida no son exactamente las del estado de bienestar. Es verdad que hemos elegido libremente este modo de vida y quizás eso pueda justificar la injusticia...
La transparencia bienvenida sea. Luchemos por una ayuda humanitaria efectiva y que empiece por casa.